Smartphones y Google Glass, revolución psicológica

Google Glass - SergeyBrinCierto que los psicólogos no podemos leerlo todo, que no damos abasto, que hay demasiados artículos científicos en la pila de pendientes. Pero hay uno, al menos un artículo, que no puedes dejar de leer si eres psicólogo o te dedicas a disciplinas relacionadas con la psicología.

Es el artículo de Geoffrey Miller, el SmartPhone Psychology Manifesto, publicado en la revista Perspectives on Psychological Science. En él se afirma que los smartphones van a suponer una revolución en psicología mucho mayor que lo que supuso en su día la introducción del ordenador personal, o incluso mucho mayor que lo que está suponiendo ahora mismo el uso de técnicas de resonancia magnética funcional. Es más, yo iría un poco más allá del artículo de Miller, que ya se me empieza a quedar un poco viejo si tenemos en cuenta que en el prehistórico año pasado, cuando se publicó este artículo, no estaban aún inventadas las gafas de Google. Hace un par de meses, sin embargo, hemos podido ver el anuncio de Sergey Brin, cofundador de Google, grabado ya con la tecnología que revolucionará la psicología sobre su ojo derecho.

Con la aplicación adecuada y los sensores adecuados, el smartphone (dice Miller), o las gafas de Google (podemos añadir ahora) van a poder registrar en todo momento todo lo que hacemos, con quién estamos, qué estímulo, persona o conversación nos desencadema una reacción de ansiedad o de ira o de tranquilidad, qué sentimos realmente (a nivel fisiológico) y también cómo creemos que nos sentimos (para hacer bien esto último la aplicación solo tendrá que enviarnos preguntas concretas en momentos concretos, o en respuesta a índices fisiológicos de ansiedad, relajación, excitación, atención, distracción, etc.) Índices como la sudoración, respiración, ritmo cardiaco, seguimiento de la mirada, o número de copas que has bebido, será muy sencillo registrarlos entre el smartphone y las gafas, y utilizando nuevos gatgets que se inventarán próximamente, como lentillas para realidad aumentada, audífonos, sensores sobre la piel y la ropa, implantes, etc., se encargarán de recogerlo y de integrarlo todo para que a partir de ahí, esas mismas gafas o ese mismo smartphone, o los dos a dúo, puedan ofrecernos soluciones, y mensajes y estímulos adecuados en el momento adecuado. Será normal contar con aplicaciones que conecten una alarma cuando tu mirada divague mientras vas conduciendo, o que nos pongan un poco de música relajante e instrucciones de relajación sistemática de Jacobson si el ritmo cardiaco empieza a desbocarse en mitad de una entrevista de trabajo.

No cabe duda de que esta tecnología va a revolucionar la psicología, pero no solo la que hacemos los investigadores de la psicología básica, pues nos permitirá recoger datos de miles de personas en contextos reales, fuera de esa artificialidad del laboratorio que tanto nos critican siempre los psicólogos clínicos. También va a cambiar el trabajo de los clínicos y otros psicólogos (y no psicólogos) aplicados, pues les permitirá hacer diagnósticos en tiempo real, basándose no en lo que el paciente recuerda sobre lo que pasó o cómo se sintió (datos estos siempre siempre sujetos a la tergiversación de la memoria humana), sino en lo que realmente está pasando (que puede ser grabado y transmitido en directo), lo que el paciente está percibiendo y sintiendo, lo que dice percibir y sentir, lo que hace, y las consecuencias de todo ello.

Y lógicamente, si esto está cambiando la investigación y el diagnóstico, la terapia en sí no se va a quedar fuera de esta revolución. Será posible para el terapeuta ofrecer consejo in situ, ya sea mediante consejo personalizado y en directo, ya sea mediante consejos pregrabados y acordados previamente entre el paciente y el terapeuta. Será posible evaluar al instante la eficacia de cada uno de los procedimientos terapeúticos empleados, no solo a nivel estadístico y con fines de investigación, sino también a nivel clínico e individualizado. Podríamos también emplear los smartphones, y, cómo no, las gafas o lentillas o implantes, para realizar terapias de realidad virtual o realidad aumentada en contextos reales, de modo que los gadgets hagan ver y oir al paciente, por ejemplo, un enjambre de abejas virtuales mientras va por la calle solucionando así esa fobia tan molesta sin exponerse al peligro real. Estas técnicas de realidad virtual y aumentada están a medio camino entre la realidad y la imaginación, por lo que presentarán las ventajas de los dos procedimientos de referencia en el tratamiento de las fobias, la desensibilización en vivo y la desensibilización en imaginación.  Gozan de un elevado grado de eficacia.

Podríamos también montar un ascensor virtual en algún lugar del apartamento para ir superando el miedo a los ascensores. No invento nada nuevo al hablar de realidad aumentada para el tratamiento de las fobias, se trata de un tratamiento ya validado en centros de investigación psicológica de todo el mundo, y con muy buen desarrollo en nuestro país, a través de centros de investigación punteros en terapias online como Labpsitec. Pero lo que esta tecnología de los smartphones y gafas de Google e implantes variados nos va a aportar va a ser sobre todo la posibilidad de integrar todas estas técnicas en contextos reales y en la vida real. Aunque por otro lado, dadas las conocidas limitaciones de la capacidad humana de procesamiento de información habrá que tener verdadero cuidado con el uso de estas técnicas si no queremos acabar todos bajo las ruedas de un coche mientras vamos por la calle con los sensores conectados a la consulta del psicólogo.

Más información:

–          Si te ha gustado esta entrada probablemente te gustará también nuestro libro “Psicología de las Nuevas Tecnologías”.

–          El presente artículo está basado en uno de los apartados de la conferencia que impartí el 7 de junio en las Jornadas de la Red de salud mental de Bizkaia (Osakidetza).

Acerca de HelenaMatute

Catedrática de Psicología Experimental en la Universidad de Deusto, en Bilbao. Investigo sobre la mente humana, sesgos cognitivos, y relación entre humanos y tecnología (internet; inteligencia artificial). Autora de "Nuestra Mente Nos Engaña". BLOG: http://helenamatute.wordpress.com/ EMAIL: matute(at)deusto.es
Esta entrada fue publicada en Artículos y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

11 respuestas a Smartphones y Google Glass, revolución psicológica

  1. Pingback: Smartphones y Google glass, revolución psicológica | Helena Matute

  2. Excelente post, Helena! Como tu, puedo ver las múltiples aplicaciones de carácter positivo/benigno de esta tecnología… pero no soy tan optimista.

    Acaso no podríamos decir lo mismo de los smartphones «tradicionales»? El iPhone es una maravilla tecnológica impensable hace diez años. Si hubieras escrito este post en 2007, inspirada por el primer iPhone, no habría sido muy diferente. Ahora que todo el mundo tiene un iPhone (o Androides varios), esta claro que se ha convertido en una herramienta dedicada casi exclusivamente a media social (Facebook, Twitter y, en España supongo, Wassup), seguida por otros tipos de entretenimiento. Vamos, que tenemos un ordenador con sensores y capacidad de comunicación Wi-Fi, Bluetooth, y 3g/4g, pantalla táctil, doble cámara, etc., dedicado casi exclusivamente a poner fotos de lo que aquí llaman «duck-face». La condición humana no esta a la altura de nuestras posibilidades tecnológicas.

    Mas preocupante aun me parece el uso malintencionado de esta tecnología por parte de grandes compañías (empezando por Google, en el caso de Google Glass), las cuales van a ser capaces de recabar información sobre nuestras actividades diarias con un solo fin: vendernos un producto. Como tu bien sabes (recuerdo ciertas conversaciones sobre este tema en el lab), cada vez que nos metemos en Internet, estamos dejando un registro de actividades que es recolectado por compañías como Google, Yahoo, Facebook, Amazon… no hay apenas nada que uno pueda hacer en su navegador que sea totalmente privado. Mientras que en la «vida real» uno goza de ciertas protecciones de tipo legal, en la «vida virtual» todo vale. Extiende esa filosofía online a tu día a día… y tiembla, porque si Amazon esta guardando tus actividades, lo estará haciendo al mismo tiempo que muchas otras compañías y gobiernos varios. Imagino que ese disco duro gigante que es el NSA Data Center (en construccion actualmente en Utah, http://en.wikipedia.org/wiki/Utah_Data_Center) tendrá espacio de sobra para estos datos.

    En fin, como viene siendo tradición, lo veo todo un poco mas oscuro que el resto. Será que todo depende del color del Google Glass con el que se mira.

  3. HelenaMatute dijo:

    Totalmente de acuerdo con lo que dices, Oskar. Quizá mi post da la impresión de optimista porque me he centrado en los aspectos positivos que va a traer este tipo de tecnología en la investigación y la práctica psicológica, pero es indudable que los riesgos son también muchos, y como bien dices hemos mantenido buenas discusiones sobre esto hace ya muchos años; de hecho abordé el tema con cierta profundidad en mi primer libro de Aspectos Psicológicos de Internet, en 2002, aunque me temo que lo que dije entonces se ha quedado ya un poco desfasado. Me preocupan los riesgos y coincido contigo en que no son ninguna tontería.

    De hecho, creo que los peligros de estas gafas son mayores aún que lo que mencionas del espionaje en la red, y como tú bien dices no sé si la mente humana está preparada para toda esta tecnología: recuerdos que no será posible olvidar, ni siquiera diluir, percepción aumentada en todo momento, lo que necesariamente hará que no podamos percibir otras cosas simultáneamente y producirá una sobrecarga cognitiva que no sé si seremos capaces de afrontar, hará que no funcionen igual de bien los heurísticos o la atención, por mencionar solo algunos problemas de los muchos que encontraremos, la atención no podrá dividirse como ahora o quizá lo haga ante estímulos y situaciones que no son precisamente los que como humanos deberíamos desatender… ¿Qué pasará con la flexibilidad cognitiva, y con la limitada capacidad humana de procesamiento de información? Tenía que haber añadido este párrafo en el artículo.

    En fin, que todo esto da para un gran debate. No debería haberme centrado solo en los aspectos positivos para la terapia, el diagnóstico y la investigación pero ese fue el tema que escogí cuando me puse ante una cuartilla y media en blanco para escribir esta entrada; por eso los muchísimos riesgos los concentré en la última frase, tan de pasada.
    Lo que tú comentas da para otro post, muy muy complementario a este. ¿Te animarías a escribirlo para Psicoteca? (Hace unos dos mil años que no publicamos nada tuyo, por cierto :-)

  4. Pingback: Tecnología y nuevas psicologías | elDronte

  5. Lo prometi, lo se, y sigo prometiendo ese post. :) Ultimamente no le doy mucho a la tecla y estoy bajo de forma (sobre todo en español), así que mi pereza esta justificada. Pero prometo seguir prometiéndolo hasta que lo escriba.

    Por cierto, tenerte preguntando por algo que había prometido escribir me recuerda a aquellos maravillosos años de doctorado en tu lab Deustensis. :)

  6. HelenaMatute dijo:

    Jeje, buenos tiempos, ya lo creo. Cuando quieras hacemos otro doctorado :-)

  7. Me estaba planteando un post sobre lo que aquí se llama «wearable electronics» que, supongo, se traduce en algo asi como «electrónica de vestir». Vamos, una segunda parte de tu post, pero esta vez con aparatos que uno puede construir por cuenta propia. Le daré vueltas a la idea, pero creo que podría ser de interés…

  8. HelenaMatute dijo:

    Creo que sería de máximo interés. Anímate!

  9. marcelo ricardo moreno dijo:

    Parece interesante todo tipo de tecnología que ayude a la humanidad a cumplir con el gran objetivo existencial de conocerse a sí mismo/a. Sin duda, desde este punto de opinión, tales nuevas tecnologías son la continuidad lógica de aquellas que inauguraron la época moderna del autoconocimiento, comenzando por la fotografía, que reveló gestos y ademanes que hasta entonces eran sólo perceptibles en el otro y como material artístico teatral. Luego, o en conjunto, la difusión de la lectura de costumbres y profundización psicológica, luego el cine, y así sucesivamente, se diría que a esta altura la humanidad debería estar experimentando las consecuencias benéficas de un profuso conocimiento de sí de cada individuo. Pero eso aún no sucede ¿Porqué? Tal vez porque todo ello fue utilizado en función de un sistema de dominación cultural que deja poco espacio para la auto-reflexión. ¿Y el futuro inmediato? Podemos esperar que salgan a oferta cantidad de nuevas tecnologías, de las cuales muchas ya deben estar esperando su momento adecuado para ser dadas a conocer, en función de continuar adiestrando a la población en las disciplinas del esclavizamiento automático, a fin de convertirnos en perfectos insectos controlados a distancia desde el centro de los poseedores del mundo, también una nueva raza de humanoides artificiales que no tienen otro objetivo en la vida que divertirse manipulando a las grandes multitudes por medio de la total sofisticación.

  10. Pingback: De Google Glass a Arduino: Tecnología casera al servicio de la psicología experimental | Psicoteca

  11. Pingback: Conviviendo con robots. Conferencia sobre nuevas tecnologías y salud mental | Helena Matute

Replica a Oskar Pineño