E.M.E. y por qué bailo mientras espero a que empiecen los Simpson

Seguro que os habéis preguntado alguna vez “¿porqué me gusta esta canción, esta comida o estos pantalones?” Y seguro también que nunca habéis podido dar una respuesta clara a esta pregunta. Normal.

Desde la psicología experimental se ha tratado de arrojar un poco de luz sobre este asunto y, como podréis imaginaros, tampoco hay nada muy claro. Lo que sí parece seguro es que existen varios factores que nos hacen preferir unos estímulos a otros. Bien, quizás si acotamos y simplificamos la situación podamos estudiar algunos de esos factores de forma precisa. Let´s do it!

Primero vamos a deshacernos de toda nuestra carga genética (¡casi ná!). No vamos a entrar a discutir por qué la filogenia me hace preferir un brownie a una coliflor. Al menos no ahora.

Vamos a descartar también los temas e influencias sociales/culturales. Y tampoco vamos a analizar cómo influye el grupo de amigos en la forma de vestir de un chaval de 18 años.

Bien, ya hemos simplificado bastante. Quizás ya podamos ir centrándonos en lo que nos queda, ¿qué nos queda? la experiencia individual que se haya tenido con cada estímulo (como veréis llamo estímulo a casi cualquier cosa, un sabor, un sonido, un olor… deformación profesional). Nuestra experiencia con el estímulo puede haber ocurrido de dos formas:

a- Que el estímulo haya sido presentado repetidamente en solitario.

b- Que el estímulo haya sido presentado junto con otro estímulo de carácter positivo o negativo.

Vamos a ver la primera de estas posibilidades: A mi parecer, uno de los efectos más curiosos de entre todos los descritos por la psicología experimental es el conocido como efecto de mera exposición (EME). Descrito originalmente por Zajonc (1968; Bargh, 2001) este efecto se define como el cambio de actitud hacia un estímulo como consecuencia de la aparición repetida de ese estímulo. Esto es, cuando un estímulo que es considerado neutro inicialmente se presenta de forma repetida, la actitud hacia este estímulo se irá haciendo progresivamente más positiva.

En el estudio original Zajonc (1968) utilizó simples figuras geométricas que aparecían varias veces. Según el autor, estas presentaciones repetidas hacían que aumentara la preferencia hacia estas figuras en comparación con otras figuras de la misma categoría no pre-expuestas. Fijaos cómo se pueden formar preferencias de una forma simple hacia estímulos tan ambiguos como son las figuras geométricas, tan sólo presentándolas repetidamente! Este efecto ha sido replicado con una gran cantidad de estímulos, fotografías, caras o incluso con interacciones sociales (ver Bornstein, 1989 para un meta-análisis).

La cosa no se queda ahí, el EME se muestra también cuando la percepción de los estímulos no es consciente. De hecho, el que la percepción de los estímulos no sea consciente parece potenciar este efecto (Hamid, 1973; Harrison y Zajonc, 1970; Marcus y Hakmiker, 1975). Esta presentación subliminal se utiliza presentando los estímulos, por ejemplo visuales, muy brevemente, (el estímulo aparece tan sólo 1 ms.) o presentando el estímulo seguido de una máscara (ej. una imagen gris).

Como cabe pensar el efecto tiene sus límites, la preferencia hacia el estímulo tiende a estabilizarse cuando este se ha presentado entre 10 y 20 veces. Si se continúa con la presentación incluso puede que la preferencia se invierta (Bornstein, 1990). Además de la formación de preferencias hacia estímulos, el EME tiene varias aplicaciones prácticas. La primera que se nos suele venir a la cabeza está en el terreno del marketing: nos repiten imágenes, contenidos, sonidos, etc., y esto hace el producto más atractivo. Pero lo cierto es que también existen aplicaciones clínicas. Por ejemplo, la desensibilización sistemática, una técnica muy empleada en la terapia contra las fobias, se basa en parte en este efecto.

Seguramente hayáis sido “víctimas” de este efecto en una gran cantidad de ocasiones. Por ejemplo, si ves por primera vez un anuncio que tiene una música que no conocías quizás esta no te atraiga demasiado. Sin embargo, a medida que lo vas viendo más veces la música te irá gustando cada vez más…. hasta que te ves cantando/bailando con el anuncio de un coche esperando a que empiecen los Simpson.

Si empezamos a tirar del hilo, nos damos cuenta que la parte que más nos gusta de una canción es su estribillo, que es causalmente la que más se repite. Que el tipo de música que no tiene repeticiones se hace difícil de oír, como por ejemplo el jazz o en ocasiones la música clásica. Que las canciones “del verano” son muy pegadizas y consisten en la repetición de un mismo ritmo constantemente. Por último, una pregunta: ¿las canciones de música clásica que todos conocemos tipo «Eine kleine nachtmusik», la 5ª de Beethoven o el Lago de los cisnes, se oyen constantemente porque las consideramos obras maestras o son consideradas obras maestras porque se oyen constantemente? Ahí lo dejo.

Hablar aquí del otro “camino” para modificar preferencias, el presentar el estímulo junto a otro de carácter positivo o negativo, estaría entre lo redundante y lo aburrido. Así que, sólo si estáis interesados, os recomiendo una entrada de la antigua psicoteca donde Helena habla brillantemente sobre el condicionamiento clásico y cómo estímulos inicialmente neutros pueden adquirir las características de otros estímulos que le acompañan: la_magdalena_de_proust_y_el_perro_de_pavlov

Referencias.

Bornstein, R.F. (1989). Exposure and affect: overview and meta-analisys research, 1968-1987. Psychological Bulletin, 106, 265-288.

Zanjonc, R.B. (1968). Attitudinal effects of mere exposure, Journal of Personality and Social Psychology. Monograph, 9, (2, part2) 1-28

Acerca de cpcubillas

Profesor de Psicología de la Universidad a Distancia de Madrid. Ex-investigador en Psicología Básica en Labpsico. Aprendizaje asociativo, voluntad de acción y memoria, entre otras, son las áreas en las que estoy trabajando (por ahora).
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3 respuestas a E.M.E. y por qué bailo mientras espero a que empiecen los Simpson

  1. Tako dijo:

    ¡Saludos! He seguido su blog desde hace ya bastante tiempo, cuando lo tenían en blogspot, y es mi blog de psicología favorito.
    Sin embargo, desde que se cambiaron a WordPress, solo puedo ver las primeras lineas de cada entrada con mis lectores de RSS, ¿Sería posible que cambiaran eso? Sería muy cómodo poder volver a leer toda la entrada desde mi móvil sin necesidad de entrar a la página.

    ¡Gracias de antemano!

  2. Realmente interesante !!

  3. Tako, creo que ya está solucionado. Gracias por avisarnos.

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